ESPERANZA ES
NOMBRE DE MUJER
“Recuerden, recuerden, el 8 de marzo.
Reivindicación, igualdad y huelga.
No veo la demora y siempre es la hora para evocar
la equiparación.”
Hay tanto por lo que luchar que a veces perdemos
la esperanza, no vemos que un cambio sea posible, y solo nos queda asumir y
aceptar que las cosas son así y punto. Pero esta creencia es totalmente
errónea, y la prueba de ello son todas las mujeres que lograron marcar la
diferencia: Clara Campoamor, Marie Curie, Virginia Woolf, Frida Kahlo, mi madre
y la tuya.
ELLAS son la esperanza, por algo Esperanza es nombre de mujer.
Estoy orgullosa de ser mujer, de todas las mujeres que luchan en su
casas por un reparto equitativo de las tareas y el cuidado doméstico, de las
que peleamos para romper ese “techo de cristal” desde nuestros trabajos, de las
que piden igualdad, de las que hoy (y todos los días) alzan la voz, de las que
se dan a valer, de las que no permiten una mano en alto, de las que luchan con
uñas y dientes por lo suyo y los suyos, de lo leonas que somos y del coraje que
tenemos, porque si nosotras paramos,
todo se para.
Seguiremos hasta acabar con la discriminación
laboral en el acceso a puestos de dirección, vamos a luchar por la paridad
laboral, la equiparación salarial, las bajas de paternidad y las jornadas
reducidas para los hombres, por los horarios para la conciliación de la vida
profesional y personal, vamos a luchar contra el acoso laboral y las
irregularidades en las contrataciones por el simple hecho de ser mujer.
Quiero que cada mujer que perdió la vida luchando
para que nosotras hoy seamos mujeres
libres e independientes merezca la pena, que no retrocedamos dejando que
nos controlen. Quiero que las nuevas generaciones tomen conciencia de lo
importante que es esto, en el colegio, en what app y las redes sociales, en
casa, en su entorno. Que no es no. Que
el lenguaje tiene mucha fuerza, y él no es un “fucker” y ella no es una
“zorra”, que no nos critiquemos entre nosotras mismas, que el odio solo trae
más odio, que tu libertad termina donde empieza la de la otra persona y que por encima de todo respeto, a cualquier
género.
No vamos a consentir la violencia de género, de
la cual es víctima principalmente la mujer, aunque hay hombres que también la
sufren. Pero no pararemos hasta que esa escandalosa cifra de mujeres muertas a
causa de violencia de género sea cero, no
queremos #niunamás. Que no tengamos miedo a ir por la calla de noche y
solas, que nuestros padres no vivan preocupados cuando salimos, que se persiga
y castigue cada acto repulsivo de acoso, maltrato, violación o asesinato.
Mención especial a cada hombre que contra todo lo
que le ha precedido en la historia hoy nos defiende más que nosotras mismas,
que cambia pañales, trabaja y cobra lo mismo que una mujer, admira y respeta,
que reconoce la valía y no el género, que se enorgullece de su madre de 60 años
yendo a la huelga, que salta contra cualquier comentario machista, ofensivo e
irrespetuosos, que apoya el feminismo como medio para conseguir la igualdad,
que cuida y se preocupa, que educa en la igualdad y que son magníficos padres,
abuelos, novios, amigos, compañeros, personas.
Porque lo más importante para conseguir algo es
la constancia, y hoy esa constancia
se hace más visible, con miles de mensajes de apoyo, con gritos a viva voz de
reivindicación y lucha feminista, con huelgas, con parones y sobre todo tomando
conciencia. Y por desgracia queda mucho por hacer, pero no vamos a parar hasta
conseguirlo. Nunca penséis que no hay nada que hacer, no os resignéis. De eso
se aprovechan los que hacen las cosas mal, por eso este 8 de marzo todas aquellas que nos movemos somos Esperanza, la
esperanza de que las cosas pueden cambiar a mejor.